6 de junio de 2009

¿Qué aspiras a ser?

Una pequeña historia. Víctor Seribriakoff era el tonto de la clase. Sus profesores creían que no terminaría el colegio, aun menos de encontrar un trabajo decente. Consecuentemente Víctor sucumbió a vivir que otros le habían prescrito. Hizo pequeños trabajos aquí y allí, viviendo en la calle sin ningún objetivo más allá de sobrevivir día a día. A los 32 años, por casualidad le hicieron un test de inteligencia, en el cual obtuvo un IQ de 161. ¡Era un genio! Víctor se pregunto como era posible pero creyó en los resultados. Inmediatamente empezó a escribir, inventar y desarrollar exitosos negocios, finalmente fue escogido presidente de Mensa, sociedad que requiere a sus miembros un coeficiente de inteligencia de 140 o más.

Según dicen, cuando alcanzamos los dos años de edad, ya se ha formado el 50 por ciento de lo que creemos de nosotros mismos; a los seis, el 60 por ciento de lo que creemos de nosotros mismos ya está establecido, y a los ocho años, casi el 80 por ciento. Cuando cumplimos los catorce, más del 99 por ciento de nosotros ya hemos desarrollado un sentido de quién y qué creemos que somos.

Pero entonces, tenemos al pequeño abejorro. Biólogos han determinado que hablando científicamente, el abejorro no puede volar. Hay demasiada masa corporal para la envergadura de las alas que tiene. ¡Afortunadamente el abejorro no se cree ni una palabra de esas teorías! ¿A quién ves en el espejo? Al tonto de la clase o alguien que crece ante las circunstancias y las expectativas de otros? ¡Saca el genio que tienes dentro creyendo en lo que eres, no lo que otros creen que eres!

Fuente: Traducido de Dan Miller (48 Days.com)

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