31 de agosto de 2009

¿Siempre se han de cumplir las normas?

Funny People Ayer por la tarde fui al cine a ver Funny People de Adam Sandler. Mi mujer estaba en España, y hoy es festivo en Inglaterra con lo que la mitad de la población se ha desvanecido con lo que en el cine éramos literalmente cuatro personas, un grupo de tres y yo. Hay quién pensará que ir al cine solo es bastante triste, pero entre gustos no hay nada escrito, y no todas las películas le gustan a todo el mundo.

En este caso, cómo un humorista famoso con leucemia se enfrenta a los últimos días de su vida en tono cómico/dramático mientras otro personaje va trabajando desde cero el círculo de stand-up comedy, no es que sea un favorito de mi mujer, especialmente cuando encuentra a Adam Sandler uno de los cómicos menos cómicos que hay. En ocasiones necesitamos desconectar, pasar tiempo con nosotros mismos.

En la entrada, la que parecía la jefa del turno – la otra opción era un chico de unos 18 años – me cobró por palomitas, Coca-cola, golosinas y entrada normal (no asiento Premium). Total: £18.87 (unos €21.)

Una vez dentro de la sala, el cine vacío únicamente con el grupo de tres personas, me senté en el asiento que se me había asignado, dos hileras delante de los asientos premium justo en medio. Mido casi 1m90, por lo que mi cabeza estaba justo delante de las otras tres personas. Así las cosas, y sin ánimo de ofender a nadie (el cine estaba vacío de todos modos), me levanté y me fui a sentar justo detrás de ellos, por casualidad – y suerte – en la primera hilera premier. No me iba a quejar, más espacio para las piernas y asiento ligeramente más cómodo.

Estábamos viendo los tráilers y justo antes de que empezara la película, el chico joven entra en la sala, se acerca a mi y me dice que no me puedo sentar allí, que me he de cambiar a mi asiento.

Un cine con 250 plazas y venden entradas numeradas ya es suficientemente absurdo. Que me hagan cambiar de asiento, infantil, y que el asiento que me habían asignado molestara a las únicas otras tres personas en la sala, deficiente servicio al cliente.

Así las cosas, me senté de nuevo delante del trío, dejé que se marchara el chico, y me volví a cambiar de sitio, esta vez, lo justo para evitar taparles la vista y disfrutar la película.

¿Qué logró exactamente la responsable del cine cambiándome de sitio? ¿Que no viera la película en un asiento que cuesta £2 más cuando la sala estaba vacía? ¿Demostrar que había ganado ella al hacerme “cumplir las normas”? ¿En algún momento pensó en los otros espectadores? El hecho de que los cines tienen más margen en snacks que en las entradas, ¿no hacía obvio que yo era un cliente que generaba más beneficio para el cine? ¿Por que alguien se esforzaría por cumplir las normas cuando no había ningún riesgo? La próxima vez me limitaré a pagar por la película.

¿Mantendrías el límite de velocidad a las 3:00 de la mañana si en el coche llevaras a tu mujer a punto de dar a luz?

¿Conoces a alguien que marca la donación de su devolución de impuestos pero no ayuda a pagar el alquiler a la vecina viuda que se ha quedado sin trabajo porque no se puede deducir el dinero?

¿Educadamente envías tu currículum a la empresa para la que te gustaría trabajar en lugar de llamarles o ir a visitarles porque dicen “No llamar, por favor”?

¿Cuáles son las “normas” y políticas de tu vida que evitan que recibas abundancia y éxito?

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